Sobre María Laura

Te cuento un poco más sobre mí.

Nací el 15 de abril en Argentina, en una pequeña ciudad de la provincia de Santa Fe. Tal vez si hubiera nacido el 16 (el Día Mundial de la Voz), me animaría a cantar en público; por el momento, mis conciertos se limitan a la ducha. ¡No te pierdas las novedades!

Me inculcaron la lectura desde muy chica, y mi mamá me corregía los errores ortográficos del cuaderno (algo que mis maestras no siempre recibían muy bien). Siempre me fascinaron los idiomas y la independencia que ello conlleva. Sin embargo, no fue ese mi primer camino.

Cuando salí de la secundaria, la idealista que hay en mí decidió estudiar abogacía. Cursé varios años de la carrera, a pesar de que a mitad del primer año ya no me imaginaba ejerciendo. Para mí las cosas son blanco o negro, nada de ambigüedad. No me gusta cuando le dan vueltas a una ley para interpretarla, sobre todo cuando la mayoría de las veces la letra de la ley es muy clara. Supongo que me dominó la lingüista. Me costó tomar la decisión, pero finalmente dejé y me encaminé hacia los idiomas.

Algo que siempre tuve claro fue que no me gustaba enseñar, por eso me decanté por la traducción. Entré al Instituto de Educación Superior “Olga Cossettini” de Rosario y pasé el examen de ingreso al Traductorado (que en aquel momento era eliminatorio). En julio de 2014, obtuve mi título de traductora literaria y técnico-científica en inglés, y mi pasado abogacil parecía pertenecer a una vida pasada.

Renuncié al trabajo en diciembre de 2013 (diez años como secretaria en un estudio contable) porque sabía que iba a poder vivir de la traducción y así fue. Tras recibirme, empecé a trabajar como traductora de tiempo completo. Al principio, aceptaba textos de cualquier ámbito, pero poco después empecé a delimitar mi campo de trabajo. ¡Es imposible saber todo!

En 2018, entré a la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano en procura del título de grado de traductora pública nacional en inglés, el cual obtuve en 2021 tras la presentación del trabajo final. Y fue ahí en donde muchos de los conocimientos adquiridos en aquella vida pasada resurgieron, a pesar de que el cerebro se había empeñado con mucha eficacia en bloquearlos.

Durante mi tiempo en el Olga, redescubrí el español y lo hermoso y rico que es nuestro idioma. Tanto es así que poco después empecé la carrera de corrector de textos.

Estoy matriculada en el Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe, 2.a Circunscripción, lo cual me habilita para hacer traducciones certificadas por el Colegio, que en algunos lugares se conocen como traducciones juradas. También estoy matriculada en el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires. Por consiguiente, soy miembro de la FAT, la Federación Argentina de Traductores. Me rijo por las normas éticas y de conducta profesional de tales asociaciones.

Felino

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